Resulta indudable la ausencia de honradez y de vergüenza de quien contrata y del contratado en el caso de Iberdrola.
Ignacio Sánchez Galán, el Presidente de Iberdrola, imputado en el caso del comisario Villarejo, es tan indecente y sinvergüenza como el socialista, Antonio Miguel Carmona, fichado con sueldazo por el primero como Vicepresidente para España de la Compañía eléctrica.
Hace falta tener la cara muy dura y ser muy indecente para fichar para un puesto así a un socialista que ya está utilizando sus relaciones de poder con sus compañeros de partido y del Gobierno para evitar el hachazo que el Ejecutivo de Sánchez pretende dar a los beneficios de Iberdrola para rebajar el precio del recibo de la luz.
El Presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, (9.000.000 de euros de sueldo anual) favorece y posibilita así las puertas giratorias que el PSOE prometió eliminar. ¿Donde se sitúa la responsabilidad social corporativa de esta sucia empresa? ¿Dónde su honradez? ¿Y dónde las promesas del PSOE de eliminar las puertas giratorias?
Por otro lado, hace falta también ser muy indecente y muy sinvergüenza para buscar y aceptar el puesto de Vicepresidente de Iberdrola por parte de un tipo, socialista de pacotilla, como Antonio Miguel Carmona, quien en su día criticó públicamente los beneficios de las eléctricas señalando que el Gobierno debería recortarlos. Menudo hipócrita, falso y caradura. Ahora asume el puesto en la compañía a cambio de mucho dinero (no menos de 3.000.000 de euros anuales) para defender todo lo contrario. Con socialistas corruptos así de manifiestos el PSOE ya puede ir pensando en terminar su ineficaz y triste mandato de Gobierno.
Cualquier partido político serio y responsable expulsaría de inmediato al señor Carmona, mas interesado en su lucro personal que en defender las ideas del partido del que se ha aprovechado para sus personales fines de lucro de forma tan notoria. Pero, claro, el PSOE sanchista es laxo y permisivo con estas actitudes indecentes de sus militantes…
Estas asquerosas puertas giratorias, que también criticaba en los medios con toda su jeta el sinvergüenza, Carmona, resultan deleznables, intolerables. Corrupción pura y dura de un Presidente -corruptor, Galán- de una compañía eléctrica y de un socialista -corrupto, Carmona- de renombre. Un escándalo con desgraciados precedentes en todos los partidos políticos. Una vergüenza más del socialismo que gobierna España y de un empresario cuya honradez está también en entredicho en los tribunales.