La crisis que viven los ciudadanos españoles, como consecuencia de la inflación, resulta espeluznante. Y las medidas que ha anunciado Pedro Sánchez para combatir esta crisis son claramente insuficientes y desfasadas. Medidas para justificar que se hace algo desde el Ejecutivo, aunque se presenten al margen de la realidad.
Entre todas esas medidas no hay ni una sola que reduzca los gastos suntuarios del Estado y del Gobierno, ni una sola. Ninguna medida para ajustar el gasto público improductivo.
Si el Gobierno ineficaz, sectario y mentiroso de Pedro Sánchez, metiese mano al gasto público improductivo, absolutamente desorbitado en nuestro país, del que da más claro ejemplo el número asombroso de Ministros, diputados y asesores, recaudaría mucho dinero para afrontar la crisis de la inflación.
Si el ineficiente Gobierno de Sánchez metiese mano en el brutal fraude fiscal existente en España, recaudaría donde debe mucho dinero para afrontar la actual crisis de inflación.
Si el Gobierno del mentiroso trapalón, Sánchez, metiese mano en la economía sumergida de nuestro país, recaudaría a manos llenas un dinero absolutamente necesario para afrontar la crisis de la inflación.
Si en el Gobierno, en el que habitan algunos mamarrachos/as apesebrados/as, y en las 17 Comunidades Autónomas, además de en los grandes Ayuntamientos, prescindiesen, al igual que los diputados, de dietas de viajes innecesarios, coches, chóferes, aviones, helicópteros, secretarias, asesores, almuerzos pagados, estancias en hoteles, es decir, todo tipo de gastos suntuarios, se obtendrían unos ahorros sustanciales para afrontar la actual crisis de la inflación.
Salvo honrosas excepciones, hoy un simple consejero de una Comunidad autónoma de las 17 existentes o un alcalde de cualquiera de los 8.000 pueblos de España, se cree Dios, con buen sueldo, secretario/a, chófer, asistentes, etc. y no suele ser más que una persona mediocre sin apenas formación y con dudosos valores. Van por la vida como príncipes de la edad media esperando tributos y aplausos de la ciudadanía a la que roban con impuestos abusivos lo que les permite vivir como reyes. Y no son más que corrientes personas, elegidas, eso sí, con poder que no merecen loa o consideración especial como pretenden siempre. Salvo excepciones, no hacen más que mirarse el puto ombligo.
Si el actual Gobierno de inútiles eliminase las subvenciones innecesarias e improductivas a todo tipo de organizaciones afines, a las que favorece desde el erario público, ahorraría muchísimo dinero necesario ahora para afrontar la crisis de la inflación.
Ah, y en ese cuadro absolutamente hipotético e impensable para el mediocre y narcisista Presidente, no se debiera olvidar eliminar los gastos de las embajadas inútiles de Catalunya en el exterior, la posible venta de palacios y palacetes propiedad del Estado para disfrute del Gobierno y su Presidente, la reducción de Ministros y cientos de cargos públicos nombrados a dedo, la eliminación del Senado inoperante, la reducción de diputados en el Congreso, etc., etc.
Pero, al parecer, de eso nada monada, al Gobierno, a los suyos y a los políticos en general, que nadie les toque los cojones o los ovarios eliminándoles prebendas, sueldos fijos de por vida, puertas giratorias, asesores, coches, chóferes, gastos pagados, etc., etc. Eso no, porque no están dispuestos a perder ninguna prebenda, que eso es lo suyo. A los ciudadanos, que les jodan y se aguanten, que hay que continuar robándoles su escaso dinero a través de los impuestos y mintiéndoles, anunciando medidas y más medidas que no van a ninguna parte…
Millones de ciudadanos, tres y medio millones de ellos en el paro y otros tantos en la pobreza, se preguntan habitualmente por qué los gobiernos, para afrontar las crisis económicas, no prescinden de un gasto público absolutamente innecesario e improductivo. La respuesta esta bien clara. No piensan renunciar a nada. «Que renuncie el pueblo, que para eso nosotros somos los elegidos», se piensan…