No suelo ser mal pensado, pero la actitud servil y de complacencia del Presidente español, Pedro Sánchez, con respecto a Marruecos de un tiempo a esta parte me hace sospechar que los dirigentes de ese régimen magrebí tienen cogido por los cojones (perdón por la expresión tan gráfica) al Presidente español desde que le grabaron las conversaciones de su teléfono móvil durante más de dos años a través del programa PEGASUS.
Desde que se hizo público que los servicios de inteligencia marroquíes le habían grabado todas sus conversaciones, Sánchez, de forma unilateral y sin consultar con el Rey, el Parlamento o la oposición, manifestó oficialmente al Rey de Marruecos que la postura de España respecto al Sáhara coincide con la de Marruecos en el sentido de que lo mejor para todos es que el Sáhara se considere marroquí. Esta posición nueva y unilateral de Sánchez contradice y traiciona el tradicional apoyo de España al pueblo saharahui
Meses después, Sánchez ordena al grupo socialista español en el Parlamento Europeo que vote en contra de una resolución de este organismo en la que se critica la falta de libertad de expresión en Marruecos. Así, el grupo socialista español en el Parlamento Europeo fue el único que, junto al partido de extrema derecha de Marie le Pen , votó en contra de tal resolución. El ridículo internacional del partido socialista español y su grupo en Europa ha resultado monumental.
Y ahora Pedro Sánchez ha organizado una próxima cumbre hispano marroquí de hermandad y pleitesía absolutas con el reino de Marruecos.
Me temo, como digo, que algo muy gordo y secreto viene motivando esta actitud de Pedro Sánchez con Marruecos. Actitud que no es compartida con sus socios de Gobierno ni con los partidos de la oposición en el parlamento español.
Ya se verá y el secreto se desentrañará, porque son muchos los medios que están investigando en la actualidad cual es el verdadero motivo de Sánchez para esta sintonía excesiva, unilateral, improcedente e inexplicable con el Gobierno y la monarquía de Marruecos.