Resultan increíbles los bandazos del Ejecutivo en el ámbito industrial-empresarial. Hoy no existe política industrial del Gobierno. El PSOE y sus gobiernos socialistas propugnaban hasta hace bien poco el saneamiento en el sector público de algunas empresas casi siempre estratégicas para devolverlas, una vez saneadas, al sector privado de donde procedían. Y así, en una política de privatización de las empresas del INI, hoy, SEPI, pasaron al sector privado muchísimas empresas saneadas desde el organismo público. Es verdad que muchas, de forma lamentable, se malvendieron a multinacionales sin que estas las mantuviesen en el tiempo. Pero hoy resulta que la SEPI, gestionada por un Gobierno también socialista que privatizaba empresas públicas considerándolo un éxito de gestión, vuelve a hacerse con el control de empresas privadas, como Telefónica, que ya fue pública en su momento. No es argumento cierto decir que, de no haber actuado de esa manera, el gobierno saudí se habría hecho con el control de la compañía. Entre los accionistas de Telefónica, hay bancos españoles muy importantes que podrían haber tomado esa participación de control, en lugar de hacerlo el Gobierno, con lo que la compañía Telefónica habría permanecido en el sector privado sujeta a las reglas del libre mercado.
Lo que realmente se echa en falta es una política industrial que determine en primer lugar, cuales son las empresas estratégicas en España; en segundo lugar, donde sí y donde no tiene que estar presente el sector público, es decir, el Gobierno, y en tercer lugar, que el Ejecutivo, a través de la SEPI, sea capaz de gestionar las empresas públicas con criterios de empresa privada, es decir, buscando su rentabilidad y mejor servicio a los ciudadanos. Todo ello debiera estar presidido por la idea de que no se debe despatrimonializar la industria española.
Resulta evidente que hoy no existe tal política industrial –en el Gobierno de Sánchez, para ministro o ministra del ramo vale cualquiera– y que el Gobierno pega bandazos absurdos en función de las necesidades, oportunidades, conveniencias o dificultades que se presentan en cada momento. Todo un desatino del actual Gobierno, carente de planificación estratégica, sin coherencia ni explicación racional alguna, salvo la de hacerse con un ámbito empresarial más, muy relevante como es Telefónica, donde continuar con su política de control y colocación de amigos y amiguetes nombrados a dedo…
Sánchez ya tiene bajo su control la primera entidad financiera española, Caixabank, y, en el mundo empresarial, entre otras muchas, la primera también: Telefónica…

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