En estos tiempos se impone la construcción y la difusión del «relato» político por encima de la verdad o de la narración de los hechos objetivos.
En la política y en los medios domina la construcción y la difusión del «relato» interesado y desvirtuador de la realidad en el que poco importa la verdad y mucho menos la pedagogía.
No importa que lo que se comunica sea cierto, con tal de que resulte verosímil es suficiente.
Y tal asentamiento y triunfo del «relato» como dogma, con sus «fake news» incluidas, supone, en mi opinión, ni más ni menos, que el fracaso de la política y del periodismo en su conjunto.
El «relato» como signo de los convulsos y cambiantes tiempos en los que vivimos y en los que políticos, medios y sinvergüenzas tratan de imponer su ficción con el fin de hacer negocio, distraer la atención o captar el máximo de adeptos ignorantes de la realidad.
Lo verosímil por encima de la verdad. Es lo que vende. Un auténtico atentado contra el libre albedrío y la libertad de expresarlo.