La política pierde interés cuando todo esta atado y bien atado, al menos, para los tres próximos años y para los cuatro siguientes, creo que también.
Hoy, los dislates del Gobierno, los desatinos, su ausencia de ética democrática y de respeto a las instituciones, las desavenencias con sus socios, las mentiras y contradicciones, son tantas que aburren. Monotonía.
Sin alternativa alguna enfrente, el pacto férreo de gobierno entre la izquierda socialista (PSOE) y la populista-radical (Podemos) se ha visto reforzado con los apoyos de los nacionalistas vascos (PNV-Bildu) y catalanes (ERC). Y ese pacto y esos apoyos perdurarán y permanecerán en el Gobierno mientras la derecha, dividida y pegando palos de ciego, no sea capaz de unirse en una opción centrista-liberal capaz de ilusionar a la mayoría de los ciudadanos.
Ahora bien, el Gobierno actual debiera tener muy en cuenta que de los polvos de cesiones a nacionalistas-independentistas vascos y catalanes, llegarán nuevos lodos de separatismo radical. Y es que a los nacionalistas España les importa un bledo. Para ellos, insolidarios, sólo importan sus cosas y los ciudadanos de sus propias regiones que pretenden independizar de España.
La política hoy creo que no merece ni el impotente bostezo de los ciudadanos, inermes ante tanto ruido político-mediático y tanta estulticia, ni la excesiva atención que le prestan quienes creen que aún puede cambiar algo entre nuestros políticos…