Un partido socialdemócrata constitucionalista (como el PSOE de antes) se apoya en el Parlamento y en el Gobierno en secesionistas y en una izquierda que forma bando con los enemigos de la Constitución.
Así, mantiene un Gobierno imposible -con un Presidente mentiroso, narcisista, ególatra y ambicioso-, plagado de inútiles incapaces de afrontar con rigor y responsabilidad los grandes problemas de España.
Hay excepciones, claro, pero no hay más que fijarse en el paro desbocado e intolerable, en el fracaso en la renovación del poder judicial, en la contaminación sin control y espeluznante de ríos y mares, en la desigualdad y la pobreza en aumento, en la ausencia de una política que cree las condiciones necesarias par fomentar la inversión y el empleo.
No hay más que fijarse en las necedades del nuevo sistema educativo y en el fracaso de la educación en su conjunto, en la incapacidad (típica de inútiles y prevaricadores) de regular con urgencia los precios disparatados de la luz, por no hablar de los 100.000 muertos por el COVID, gran parte de ellos en las residencias de ancianos, como consecuencia de la ineficacia y la falta de agilidad en la adopción de medidas para evitar muchas de esas muertes. Pero si hasta las medidas de confinamiento fueron inconstitucionales…
Empresarios en quiebra por el Covid, sin ninguna ayuda, autónomos desesperados, sin apoyo alguno del Gobierno, pero, eso sí, muchas «ayudas» y «dádivas» sectarias a asociaciones feministas y fundaciones de amiguetes, al deporte oficial, a los colectivos LGTBI… Para captar y mantener su voto, claro.
Decenas de Ministros. No tienen ni idea, no salen de sus despachos, no viven la calle. Pandilla de inútiles. LLevan años gobernando y cada vez hay más paro, más pobreza, más desigualdad, y mayor erosión institucional, sin que nadie en el Gobierno lo remedie, pero, eso sí, atacar a la oposición, márketing y demagogia, a borbotones. Eso es el «sanchismo», mucho hablar, mucho prometer y poco hacer. Contradicciones y mentiras permanentes. Eso no es gobernar. Y es que además resulta imposible hacerlo con los enemigos de la Constitución. Pandilla de inútiles y, además, indecentes y sectarios, muy sectarios y excluyentes.
No es de recibo, pero no extraña que, cada vez más, abucheen e insulten con palabras gruesas al Presidente en las redes y en las calles…