Hoy es el día mundial de los docentes. Preciosa y muy trascendente la profesión la de los maestros. Yo he sido profesor universitario durante varios años, en la pública y en la privada. Y despues de aquella experiencia, muy grata y eficaz en la enseñanza de los alumnos, pero detestable en la relación con el estamento, huí de la universidad por su lacerante carácter endogámico, su politización y su desconexión con la realidad profesional. En en este día de los maestros, hay que destacar que ellos y los alumnos españoles han sufrido a lo largo de 35 años la insensatez y el despropósito de siete leyes educativas distintas. El PP y el PSOE han hecho de la educación, durante décadas, su propia batalla político-electoral, dejando a nuestro país en la cola de los de menor educación y mayor fracaso escolar. No digamos nada del adoctrinamiento inopinado que han realizado los nacionalistas de Convergencia o el PNV a través de una educación basada en la falsedad histórica. A día de hoy, nadie debiera tolerar, ni dar su voto a quien no esté dispuesto a consensuar un sistema nacional educativo estable y sostenible, donde las humanidades tengan también su espacio necesario para la formación integral de los alumnos. Nadie debe continuar descuidando los cimientos de la educación, porque son la base del futuro de nuestros hijos y nietos, del futruo de nuestro país. Y para ello es necesario, entre otras actuaciones, dignificar la figura de maestros y profesores, una profesión que, en los últimos 25 años, se ha venido desprestigiando de forma lamentable.
