Resulta un insulto a la inteligencia que el actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya protagonizado un acto propagandístico aplastando con una apisonadora 1.500 armas que, según dice, aunque no es cierto, ETA utilizó para cometer sus crímenes, cuando 300 de ellos están pendientes de resolución.
Si fuera cierto que esas armas son de ETA, muchas de ellas podrían haber constituido pruebas de esos 300 delitos aun sin resolver.
Por otro lado, el «show» de Sánchez, diseñado por su experto en la propaganda gubernamental, Iván Redondo, y al que no ha asistido ninguno de los expresidentes del Gobierno, ha sido muy criticado por todos los partidos, especialmente, porque quien aplasta hoy las armas de los delincuentes es quien ha pactado con Bildu, quien acerca etarras a las cárceles que más les convienen, y el mismo Gobierno que tolera injurias a la Guardia Civil.
Menudo paripé del Gobierno que que pasa por la apisonadora las armas que dice que son de ETA mientras negocia con los bilduetarras.
Sánchez con su repugnante teatrillo propagandístico ha pretendido arrogarse de forma rastrera los méritos del fin de ETA en un acto sin apoyos de nadie y sin parangón. Por esa razón el acto de aplastamiento de las armas -que dice que son de ETA- con una apisonadora no ha sido secundado por quienes de verdad lucharon contra la banda armada y consiguieron su derrota.
Ningún ex-Presidente de Gobierno, ninguna autoridad relevante, todos dejaron solo al Presidente Sánchez con su nauseabunda propaganda.
Resulta lamentable que se permita a un Presidente del Gobierno protagonizar e instrumentalizar electoralmente y de forma propagandística algo tan serio como la lucha contra ETA y su final de los que él jamás formó parte. Demasiadas víctimas inocentes, mas de 1.000, como para tolerarlo.

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