Dolorida, sucia, cansada, lleva cuatro días sin comer caliente. María deambula por las calles transportando un carro de supermercado en el que traslada unos cartones sobre los que duerme en cualquier esquina de la gran ciudad. No tiene a dónde ir ni ganas de ir a ninguna parte. Se apoltrona en la puerta de una iglesia donde tiende la mano esperando desesperada alguna limosna. Y ya sólo desea morir sin dolor, pero no sabe cómo y tampoco sabe ya cómo ha llegado hasta aquí. Le duele la espalda, esa espalda enferma y encorvada que no se corresponde con sus 55 años de edad. Su pareja murió de cáncer en la calle hace dos años. No tiene hijos ni nadie que la cuide. María se encuentra sola, muy sola, ha perdido la esperanza, y sólo las lagrimas de sufrimiento limpian su ajado rostro.
La historia de María es similar a la de las 37.000 personas que en Madrid no tienen un techo bajo el que dormir. No tienen casa ni siquiera ya la ilusión de tenerla algún día. Mientras tanto a los políticos, especialmente, a la que gobierna Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se les llena la boca de promesas y actuaciones para alojar a los sin techo en viviendas que no acaban de construirse jamás.
37.000 personas no son tantas como para que desde la Comunidad y el Ayuntamiento no se trace un plan radical y urgente para alojar a todas esas personas, darles un lugar, un techo bajo el que dormir y vivir… No cuesta tanto y el beneficio social sería tan grande…
Hay tanto gasto público superfluo con el que se podrían construir las suficientes viviendas para alojar a los pobres que cayeron en desgracia por el Covid, porque se quedaron sin empleo, porque no consiguieron la educación o la especialidad suficiente para poder trabajar, porque llegaron a España huyendo de la pobreza y la violencia y no encontraron más que la calle para correr, correr delante de la policía…
Ya esta bien de que los gobiernos limpien sus conciencias limitándose a subvencionar a las ONG para que den de comer a los pobres y desahuciados. Ya está bien de que trasladen su responsabilidad social a las ONG.
Que Isabel Díaz Ayuso, la Presidenta madrileña, lleve adelante un plan urgente de vivienda para estas 37.000 personas. Eso es lo que de verdad provocaría un gran aprecio sobre su persona y no tanta dedicación en criticar al Presiente del Gobierno, Pedro Sánchez, o sus frívolas alabanzas de «lo bien que se vive en Madrid», mientras hay tantos pobres en la calle. Serán otros los que viven bien en un Madrid divertido y placentero, pero los sin techo… Que el Alcalde de Madrid, José Luís Martínez-Almeida, colabore en ese plan de un «Madrid sin pobres en la calle», un Madrid con viviendas para los que nada tienen y hasta la tranquilidad de la nada se les niega. Que no cuesta tanto, que piensen que eso es prioritario, preferente, justo y necesario. Por un Madrid sin pobres o desahuciados en la calle, por una España sin personas que no tienen donde vivir. La casa, qué importante, la comida y el trabajo que vendrá después… No permitamos ni un día más la tragedia de esas 37.000 personas que no tienen nada ni donde pasar la noche en la rica ciudad de Madrid durante los fríos días de invierno… Ni un sin techo más en la rica España donde no paran de crecer el PIB, los beneficios empresariales y financieros y las recaudaciones de la Hacienda pública…