Verónica Forqué, magnífica actriz. Irrepetible. Buena, honrada, sencilla, sincera, frágil, libre, dulce, guapa por dentro y por fuera, llena de luz y de alegría… Una verdadera y enorme profesional del teatro, el cine, la radio y la televisión. Tuve el honor y la gran satisfacción de homenajearla con un Premio «Júbilo» por su sensibilidad con las personas mayores. Un amor de mujer y una artistaza. Estoy conmovido.
«Morir, no se sabe cuando, o vivir eternamente…», esa fue la alternativa que proclamó textualmente no hace mucho tiempo en la radio que tanto amaba. Qué pena más grande.
El mejor ánimo y toda mi solidaridad con sus familiares y amigos. D.E.P.
COMPETIR PARA DISTRAER A LA AUDIENCIA
Yo creo que la maravillosa actriz, Verónica Forqué, fallecida recientemente, ha sido, de alguna manera, una víctima más de los competitivos programas basura de la televisión. Otro «juguete roto». Una desgracia y una gran pena para quienes la admiramos por su extraordinario quehacer en el teatro, el cine, la radio y la televisión.
Víctima de fuertes depresiones, rota y en un estado de gran debilidad mental, sin control alguno de su sufrimiento psicológico por parte del programa de la televisión ¿pública?, declaró: «mi cuerpo no aguanta más», tras su última y sonada intervención -hace sólo tres semanas- con salida voluntaria del programa televisivo en el que algunos otros famosos competían en la cocina. Hace tan solo unas semanas, a ella la ridiculizaron en la televisión y en la prensa con saña, ocultando de forma deliberada sus grandes valores. Todo por la audiencia. Esa es la nefasta política de algunos medios y programas asquerosos e irresponsables, especialmente, cuando de TVE se trata. Master Chef es el puto y emputecedor programa que salva la triste audiencia de TVE.
No todas las depresiones se expresan. Algunas personas, como en el caso de Verónica, las callan y continúan ofreciéndonos lo mejor de sí mismas, la mejor de sus sonrisas.
Competir para distraer a la audiencia. Esa audiencia que se regodea en sus cómodos sillones y disfruta viendo como unos en los concursos resultan ¿mejores? que otros en cualquier actividad.
Esa es la máxima competitiva de los programas de concursos televisivos y especialmente, el de TVE. Y no está bien. Siempre resulta más satisfactorio colaborar que competir en una sociedad que, por desgracia, ya obliga demasiado a las personas a competir para buscarse la vida y, en tristes ocasiones, como es el caso, la muerte…

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