El terrorismo, el hostigamiento nacionalista, el chantaje y las amenazas de muerte expulsaron del País Vasco a 180.000 personas.
Yo mismo estuve amenazado, durante los años de plomo en los que que residí allí, por los de HB, adláteres de los terroristas de ETA, pero me mantuve haciendo mi trabajo. al igual que muchos compañeros periodistas y amigos, a pesar de las amenazas.
Entonces (1983-1985), yo ocupaba la Delegación General de la Agencia EFE en el País Vasco. La Agencia EFE era considerada por los terroristas, «una agencia informativa del Estado español para colaborar con los planes antiterroristas del Gobierno». Y por ello, su delegado General en Euskadi -es decir, yo mismo- era permanente blanco de las amenazas de ETA. Pero, lejos de esa absurda e interesada creencia de los etarras, la Agencia EFE en el País Vasco constituía entonces una auténtica punta de lanza informativa para España y el mundo entero de todo lo que ocurría en Euskadi y también de los atentados, secuestros y operaciones criminales de la banda terrorista y su partido afín.
Ante las amenazas descaradas que recibí en un intento baldío de manipular por parte de HB mi información y la de todos los redactores de EFE en el País Vasco, el Presidente entonces de la Agencia EFE, Ricardo Utrilla, viajó de Madrid a Bilbao -por cierto, sin escolta alguna- para pedirme visiblemente preocupado, que, ante el evidente peligro de convertirme en una víctima más del terrorismo, abandonase Euskadi donde me encontraba con con mi mujer y mis dos hjjas pequeñas. Le expliqué a Utrilla mi deseo, a pesar de las amenazas, de permanecer en mi puesto durante los tres años que había contratado, y le agradecí las sinceras y grandes muestras que me brindó de apoyo a mi labor periodística y de todos los redactores y fotógrafos de EFE.
Lo pensé en muchas ocasiones, especialmente, cuando tenía muy en cuenta a mis hijas, pero, al final, no cedí ante las amenazas de ETA a pesar de que, con anterioridad, la banda terrorista había volado la subdelegación de EFE en San Sebastián, afortunadamente sin víctimas mortales.
Pude continuar haciendo mi trabajo periodístico en Euskadi, pero 180.000 ciudadanos vascos sí se vieron absolutamente obligados a abandonar esa bella tierra durante aquellos años de plomo, injusticia, desolación, muerte y tristeza.
Todos esos ciudadanos que huyeron del País Vasco, hoy, no votan allí, con lo que partidos como Bildu mantienen el terreno abonado para su causa.
Ante la actual preponderancia de Bildu y los indecentes pactos de Pedro Sánchez con ese partido, refugio de etarras, ni yo, ni muchos como yo, que sufrimos la amenaza del terrorismo de ETA, podremos olvidar aquellos años duros de asesinatos, extorsiones, secuestros y funerales en los que, particularmente, no hubo ni un solo día que no informase de los crímenes de la banda terrorista y que no mirase en el portal de mi casa o debajo de mi coche por si me habían colocado una bomba.
Jamás olvidaré los rostros y los cuerpos ensangrentados de inocentes en las calles, cuerpos mutilados, también de mujeres y niños, víctimas de la sanguinaria ETA y, mucho menos, olvidaré el desgarro, el dolor y el duelo de los familiares y amigos de tantas y tantas personas asesinadas. Familiares y amigos de las víctimas que hoy ven perplejos en las listas electorales de Bildu a sus asesinos…